domingo, 17 de febrero de 2013

Experiencia Patagónica: Torres del Paine, Puerto Natales y El Fin del Mundo-Ushuaia


Aquí estoy otra vez para continuar compartiendo contigo mi "Experiencia Patagónica". Recuerda que hasta ahora, en esta "experiencia" ya hemos disfrutado de la naturaleza y animales en Península Valdés e Iguazú y hemos visitado el Glaciar Perito Moreno y un trekking por la zona de Calafate; hoy continuamos hacia el sur, donde nos acercaremos a las Torres del Paine (circuito W, aunque reducido), Puerto Natales y llegaremos al Fin del Mundo, a Ushuaia.
Tras abandonar Calafate emprendemos el camino hasta la frontera chilena, el paso de "Cancha Carrera". Allí podrás encontrar diversos lugares donde coger fuerzas y , si quieres, comprar algo de comida "energética" para los próximos días de caminatas. Entramos ya en el Parque Nacional Torres del Paine, donde el trekking estrella es el Circuito W, de unos cuatro días de duración. En mi caso, debido a la gran cantidad de sitios que quería visitar en la "Experiencia Patagónica", lo hice de forma reducida; fueron 3 días en el Parque, donde nos alojamos en refugios y campamentos en la zona del Lago Pehoe (el refugio Pehoe está estupendo, un camping en toda regla). El primer día realizamos la mejor caminata del trekking, el sendero a las Torres del Paine, bordeando el Río Ascensio y a través del Monte Almirante Nieto; durante el camino llegaremos al refugio chileno, atravesaremos zonas boscosas y disfrutaremos de las vistas de las Torres del Paine desde varios miradores.
Al día siguiente, cruzamos en barco desde puerto Pudeto al refugio Pehoe, donde pasamos la tercera noche, aunque bien pensamos que no llegaríamos. El viento era muy fuerte y debido a eso, la travesía en barco se retrasó cerca de 2 horas; cuando emprendimos la navegación, todo iba bien, pero pasados unos 10 minutos, no parecía que estuviéramos en un lago, sino en mar abierto; las olas pasaban por encima de la embarcación y nos movíamos de un lado para otro, teniendo que agarrarnos fuertemente para no irnos al suelo; hubo gente que lo pasó realmente mal. De hecho dimos media vuelta a mitad de camino para volver a intentarlo de nuevo, ya que las olas impedían que el barco avanzase. Finalmente llegamos al refugio y comenzamos la caminata hasta el Valle del Francés, llegando al campamento italiano y con impresionantes vistas del Paine Grande; el regreso al refugio lo hacemos bordeando el Lago Skottberg.
Esa tarde noche en el refugio la pasamos en la cafetería en modo relajación y cervecitas: muy recomendable!!!. El último día del circuito es el primer segmento de la W, correspondiente al Glaciar Grey; se trata de un glaciar de 300km2 de extensión y 25km de largo; contemplamos diversos témpanos desprendidos en el lago, cuya característica principal son sus aguas grises, de aspecto lechoso. El sendero nos lleva a distintos miradores sobre el glaciar, divisando también el macizo del Paine. Al regresar al refugio, recogimos nuestras pertenencias y cruzamos de nuevo el lago en barco, esta vez bajo un sol espléndido y las aguas en calma,lo que nos permitió ir en cubierta y contemplar por última vez el macizo: los Cuernos, Aleta de Tiburón, Paine Grande...
Ya en tierra firme, nos dirigimos a nuestra siguiente parada en el camino, Puerto Natales; llegamos allí ya entrada la tarde, dedicando lo que quedaba de ella a recorrer el pueblo y tomarnos una café calentito en Patagonia Dulce, un local en una casita de madera; lugar muy acogedor y con un olor que hará que te apetezca comer todo lo dulce que allí tienen. Cenamos en grupo en un lugar del que no recuerdo el nombre, pero sí que recuerdo que estaba muy concurrido y la cena no estuvo nada mal. Esa noche, nos ocurrió otra anécdota...al volver a nuestro hotel (era la 1:00 más o menos), la puerta estaba cerrada, pero cerrada es cerrada a cal y canto, sin señal de vida en el interior; después de aporrear la puerta durante media hora y llamar al teléfono (lo oíamos sonar desde el exterior), vimos que se encendía una luz y una señora medio dormida nos abrió la puerta, indicándonos que no se había percatado de que faltaban huéspedes en el hotel....un hotel de muy poquitas habitaciones y habiendo dejado las llaves en recepción al marcharnos... Ya nos veíamos durmiendo en la calle...jajajaja...con el frío que hacía madre mía.
La mañana siguiente seguimos rumbo al sur, tomamos un ferry (6$ pesos argentinos) para cruzar el Estrecho de Magallanes y accedimos de nuevo a Argentina por el Paso de San Sebastián; después de un largo trayecto en autobús por Tierra de Fuego, llegamos a Río Grande y unos 70 km después a la Estancia Las Hijas, finca ganadera de 10.000 hectáreas, donde nos aguardaba una cena especial a base de cordero patagónico preparada por los dueños de la estancia, Carol y Richard. Ya en la mañana, tras un buen desayuno ofrecido por los Richard asistimos a una demostración de trabajo con perros ovejeros y tareas de esquila de ovejas. El trato dispensado por esta familia fue increíble.
Ya estábamos muy cerquita del fin del mundo, pero aún nos aguardaba otra grata sorpresa en Valle de Tierra Mayor, el Refugio Solar del Bosque junto al Lago Escondido, un entorno precioso, donde pudimos observar a los castores que pueblan el lugar haciendo de las suyas (están destrozando los bosques; tiene un problema de superpoblación importante); hicimos una caminata hasta la Laguna Esmeralda a través de turberas y bosques; merece la pena acercarse hasta la laguna, un paraje hermoso.
Al regreso nuestros amigos del Solar del Bosque nos tenían preparadas las mejores empanadas argentinas que recuerdo, ¡qué ricas!. Otra cosa que recuerdo de ese lugar es el momento "león marino" que sufrimos en el refugio durante la noche...por supuesto no teníamos leones en la habitación, aunque alguno emitía sonido similares ¡vaya risa pasamos!.
Llegamos por fin a Ushuaia; no sé si era porque llovía y el día estaba muy gris, pero la impresión que me llevé de la ciudad no fue lo que me esperaba; demasiado turismo de "souvenir", cafeterías, restaurantes,.... No sé qué deciros...si ahora tuviera que diseñar de nuevo mi viaje igual no incorporaba Ushuaia como destino; aunque como siempre predico "hay que conocer los lugares para poder decir que no volverías"; esta es mi máxima cuando viajo.
Hicimos una caminata por el Parque Nacional Tierra del Fuego (entrada 65$ pesos argentinos) y navegamos por el Canal de Beagle, donde divisamos colonias de leones marinos (esta vez auténticos) y cormoranes. No te olvides de sellar tu pasaporte en la oficina de turismo para demostrar que has llegado al fin del mundo. Las horas libres en la ciudad recorrimos la calle principal, San Martin, y decidimos cenar La Cantina Fueguina de Freddy, local que nos recomendó nuestra guía de Camino Abierto, famoso por sus mariscos y pescados; degustamos centolla como entrante y después yo me decanté por la merluza negra (bastante buena, pero no como la del Cantábrico ;) )
Con la visita al fin del mundo concluye mi "Experiencia Patagónica", aunque es cierto que aún tengo que contarte cosillas sobre Buenos Aires, la ciudad del tango, que bien se merece una entrada para ella solita en Mi maleta de los sueños. Espero que todo lo que te he contado haya servido para generar al menos un poquito de curiosidad por conocer este magnífico punto del planeta.
Hoy hemos llegado a las puertas de la Antártida y por ello te recomiendo el fantástico libro Atrapados en el hielo, que relata la odisea del intento de la conquista de la Antártida por Ernest Shakelton y su tripulación a bordo del Endurance; yo lo leí precisamente durante el viaje. !Nos vemos pronto!

Fotos: realizadas durante el viaje

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